
El pueblo de Cuba ha recorrido en su devenir histórico un complejo y difícil camino, en el transcurso del cual las masas trabajadoras y populares han ido asumiendo diferentes formas de organización, buscando en ellas las que mejor se ajustasen a sus intereses y necesidades, luchando por alcanzar la independencia, soberanía y la justicia social.
En la historia de la nación cubana se ilustra la lucha de un pueblo por liberarse de la sumisión colonial y la dominación imperialista yanqui. En cada etapa de la revolución, iniciada en La Demajagua, en 1868 y culminada victoriosamente por nuestro pueblo en 1959, con la guía certera del compañero Fidel Castro y la Generación del Centenario, teniendo a la vista el proyecto revolucionario del “Moncada”, en el que quedaba claro que por la Cuba que se luchaba, se borraría la miseria, el analfabetismo, la explotación y que enfrentaría los intereses del imperialismo norteamericano y de la burguesía existente en la isla.
El 1ro de enero de 1959, inicia el pueblo otra difícil etapa para conseguir el objetivo trazado. Las primeras medidas revolucionarias destinadas a juzgar a los criminales de la dictadura, impulsar la Reforma Agraria, acabar con el desempleo, la discriminación racial y de la mujer, extender la educación, la salud y la seguridad social a toda la población, provocaron de inmediato la hostilidad de Estados Unidos, que puso en marcha sus colosales recursos para aplastar la Revolución naciente, financiando y organizando bandas armadas integradas por elementos contrarrevolucionarios, desatando en Cuba una ola de sabotajes, actos terroristas, bombardeos al territorio nacional con aviones y unidades navales, además de otras acciones que ocasionaban pérdidas de vida y serios daños a la economía.
El 28 de septiembre de 1960, el Líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, que en aquel entonces ocupaba el cargo de primer Ministro, informaba al pueblo sobre su viaje a la ONU, del cual acababa de regresar, en un discurso que a pocos minutos de comenzar se escuchó una explosión, acto seguido este mira su reloj para verificar que no eran las nueve de la noche y por ende no era motivo de la tradicional ceremonia del “cañonazo” y expresa: “Una bomba?, ese petardito todo el mundo sabe quien lo pagó, son los petarditos del imperialismo (…) que ingenuos son, si cuando tiraban bombas de quinientas libras y hasta de mil libras que decían Made in USA no pudieron hacer nada, ni cuando tiraban bombas de napalm, pudieron tampoco hacer nada (…) Cómo van avanzar ahora detrás de los petarditos? La multitud allí presenté no se amilanó y se mantuvo en el lugar con consignas revolucionarias y vítores por la Revolución. Fidel continuó: “Cómo van a venir a impresionar al pueblo con petarditos, el pueblo está aquí en plan de resistir, no ya los petarditos (…) el pueblo está en plan de resistir lo que tiren o lo que caiga, aunque sean bombas atómicas”.
Antes de que se escuchará una segunda explosión, Fidel dió a conocer la idea de crear un Sistema de Vigilancia Revolucionaria Colectiva: “Vamos a establecer un sistema de vigilancia (…) vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria. Están jugando con el pueblo y no saben la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo”. Esa misma noche nacían los primeros Comités de Defensa de la Revolución (CDR), suigenéris organización que seis meses posteriores desarticularía la quinta columna a la brigada mercenaria derrotada en Playa Girón.
Es una organización no gubernamental y se constituyen desde el lugar de residencia, en ciudades por cuadras (barrios), edificios multifamiliares y en el campo a partir de viviendas (caseríos, bateyes).
Los Comités de Defensa de la Revolución se guían en su actividad y dirigen su proyección de trabajo, en correspondencia con los estatutos aprobados en sus Congresos, acuerdos y orientaciones de sus órganos y organismos superiores, las orientaciones del Partido y los pronunciamientos realizados por el compañero Fidel Castro.
Los Comités de Defensa de la Revolución, reconocen el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba, colaboran en la ejecución de numerosas tareas y actividades con los organismos e instituciones del estado y otras organizaciones de masas, sociales y la Unión de Jóvenes Comunistas, en sus siglas, UJC. Con independencia orgánica prestan especial atención al constante perfeccionamiento de sus relaciones con los delegados de circunscripciones, los consejos populares, con la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y la Federación de Mujeres Cubana (FMC), entre otras organizaciones que actúan en la comunidad.
Los Comités de Defensa de la Revolución, organizan sus esfuerzos en el propósito de alcanzar elevados grados de solidaridad y cooperación entre miembros y vecinos, el fortalecimiento de la familia cubana, la movilización y participación de todos en la solución de los asuntos de la comunidad, contribuyendo con su accionar a la defensa de nuestra Revolución, guiados por lo más avanzado del pensamiento revolucionario, antiimperialista y marxista cubano, latinoamericano y universal, en particular por el ideario y ejemplo de Martí y Fidel y las ideas de emancipación social de Marx, Engels y Lenin.
Los CDR, siempre se han encontrado a la vanguardia y cada vez que lo ha necesitado la Revolución para apoyar tareas sociales que vinculan a las masas populares, es por ello que siempre se ha depositado la confianza plena en el pueblo por parte de la máxima dirección del país. Están presentes en la vigilancia revolucionaria de todo tipo, no solamente en realizar guardias nocturnas, sino en pos de obstaculizar las acciones del imperialismo. Pero según transita el tiempo, así mismo lo hace la sociedad y con ella es necesario modificar maneras de conducir la actividades y formas de actuación, tales que salgan del consenso de la propia población y en correlación a lo que la masa cederista, en este caso proponga, no es posible que se mueva la humanidad y que siga la organización inamovible, tal cual sus estatutos fundacionales, es por ello que mensualmente en la Dirección de la organización se van monitorendo los procesos concatenados a las vivencias actuales, modificando las formas de actuación en aras de continuar con la revitalización de esta organización que nació para ser eterna, y que dentro de sus misiones se encuentra la preservación de las conquistas del socialismo, trabajando de manera permanente por la unidad y cohesión de todo el pueblo, combatiendo enérgicamente toda manifestación contrarrevolucionaria, las agresiones mediáticas, la subversión política ideológica y los hechos y actitudes que propicien delitos, corrupción, ilegalidades e indisciplina sociales y todo desde las cuadras (barrio).
En la Constitución de la República de Cuba, promulgada en abril del año 2019, se constata el reconocimiento desde la Ley de leyes el encargo de esta organización, ilustrándose así en artículos tales como: el catorce (14), en el que se reconoce y estimula a las organizaciones de masas y sociales (CDR, FMC, CTC), que agrupan en su seno a distintos sectores de la población, representan sus intereseses específicos y los incorporan a las tareas de la edificación, consolidación y defensa de la sociedad socialista; el cincuenta y cinco (55), en el que se ilustra que los medios fundamentales de comunicación social son de propiedad socialista de todo el pueblo o de las organizaciones políticas, sociales y de masas; en el ciento uno (101), inciso d), se recoge en este la vinculación con los órganos estatales de acuerdo a sus funciones y en el marco de su competencia desarrollan las iniciativas encaminadas al aprovechamiento de los recursos y posibilidades locales y la incorporación de las organizaciones de masas y sociales a su actividad; el ciento sesenta y cuatro (164), inciso f), en el que la Carta Magna expresa, que entre otros entes, la iniciativa legislativa también corresponde a las direcciones nacionales de las organizaciones sociales y de masas; por último en el artículo doscientos veintisiete (227), se le confiere la iniciativa para promover reformas a la Constitución, entre otros, a las direcciones nacionales de las organizaciones sociales y de masas.
Por lo que podemos decir que esta organización social y de masas, los Comités de Defensa de la Revolución, comúnmente conocida por sus siglas, CDR, es rica en historia, por su misión y funciones bien establecidas, que además cuenta con un encargo constitucional conferido en la Carta Magna de la República de Cuba. Teniendo como punto de referencia que la misma es puramente cubana y que surge del ingenio y profundo pensamiento de nuestro querido Fidel y que en la actualidad goza del reconocimiento popular, encontrándose insertada en todos los procesos del Estado cubano.
Licenciada Yudelki Mesa Valdés
Directora Jurídica del Ministerio de Justicia de Cuba