
Hace más o menos 200 años el Padre Libertador Simón Bolívar decía que es «la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia sí la balanza política»; esto lo hacía en la certeza de que una causa justa y noble arraigada en el corazón de los pueblos es capaz de vencer cualquier enemigo por poderoso, numeroso o fiero que este sea. Con esta certeza no solo expulsó de estas tierras americanas al más criminal imperio de la época como lo fue el español, sino que además en el proceso fundó cinco repúblicas libres.
Es justamente con esta herencia histórica y moral que los venezolanos y venezolanas de la República Bolivariana fundada por el Comandante Hugo Chávez hemos podido resistir diez (10) años de bloqueo criminal económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de EEUU y sus aliados.
El 8 de marzo de 2015 el premio Novel de la Paz Barack Obama como presidente de los EEUU emitió un decreto que calificaba a Venezuela como una «amenaza inusual y extraordinaria» para la seguridad nacional y la política exterior de EEUU, dando luz verde a acciones hostiles de ese país contra Venezuela en materia económica.
A partir de 2017, este bloqueo se amplió para incluir la prohibición de transacciones financieras y la venta de petróleo, que es la principal fuente de ingresos del país. En 2019, en medio de la pandemia del COVID-19, sin ninguna consideración sobre la salud de nuestro pueblo la presión aumentó incluyendo un embargo completo sobre el petróleo venezolano. Las consecuencias de estas medidas devastaron nuestra economía. Según el Banco Central de Venezuela, el PIB del país cayó un 75% entre 2014 y 2021.
Estas agresiones no pueden ser llamadas sanciones, ya que son acciones hostiles unilaterales de EEUU y sus aliados contra Venezuela, tomadas y ejercidas fuera del Derecho Internacional, representando además una violación directa de los Derechos Humanos de nuestro pueblo, ya que son nuestros ciudadanos los que sufren las consecuencias de estas medidas.
Nuestra resistencia ha sido una cuestión de honor y dignidad, ya que este bloqueo ha buscado irrumpir en nuestra soberanía nacional a través del debilitamiento de nuestra moneda, y la promoción de escasez de alimentos, medicinas, recursos esenciales y desempleo, con el propósito de someter a nuestro pueblo a la miseria y la desesperanza, de manera de doblegar su voluntad y generar un estallido social para materializar, por la fuerza, un cambio político y jurídico, para retornar al robo, saqueo, pobreza y humillación al que fue sometido nuestro país por las oligarquías nacionales y potencias extranjeras antes de la Revolución Bolivariana.
Afortunadamente, y gracias al esfuerzo y al trabajo de nuestro Pueblo y del gobierno nacional esta lucha no ha sido en vano, y lo inusual y extraordinario ha sido que hemos podido lograr la recuperación económica de Venezuela, y doblegar y sobreponernos a este bloqueo en tiempo record.
Toca ahora mantener la paz que ha permitido estas victorias económicas para poder aligerar el paso y seguir adelante en la construcción de un país donde la solidaridad, la unidad, la esperanza y la prosperidad económica sea una profunda realidad.
Finalmente, nuestra lucha por la justicia y la dignidad debe continuar, por lo que es importante que a pesar de los signos de recuperación de nuestro país, debemos continuar llamando a la comunidad internacional a unirse en defensa de nuestro derecho y del de otras naciones agredidas para que cesen estas medidas coercitivas unilaterales y que no se repitan más este tipo de acciones para avanzar hacia la paz y el entendimiento con respeto a la soberanía de los pueblos.
Carlos Guía.