No hay nada que conspire más que una idea, así se refería una persona muy querida a lo importante y vital que son las ideas (hasta ahora quizás la más importante hechura humana), y claro, las ideas de “calidad”, esas que se reflexionan, se estudian, se debaten, que nos quitan el sueño, aquellas que incluso nos hacen cambiar de perspectivas y que a raíz de ello se depuran y se convierten en una necesidad, casi que en urgencias de los propios y de las masas.
No me refiero a esa farsa cotidiana del lugar común de que toda opinión es respetable, y por ende cualquier idea o más bien opinión por más absurda o rastrera debe ser aceptada, NO, como se suele decir por allí, pues respetable es el derecho de cada quien a opinar, pero que la opinión, su contenido y su forma sea respetable depende en tanto y en cuanto sea producto de la reflexión y el estudio, y que por ello sea capaz de ganarse la aceptación y aprobación de los otros, como para lograr que estos otros abandonen sus ideas y adopten esta nueva.
Ahora bien, justamente en lo concerniente a las masas, se requiere que la idea o ideas puedan llegar a los individuos, ya que una condición entre los humanos y las ideas es que estas tienden a materializarse, a ser puestas en práctica, porque su validez debe ser concreta, tanto para modificar la realidad cotidiana como para darle sentido a la existencia misma, por lo cual las ideas, su configuración, la forma en que son transmitidas e incluso la oportunidad en que esto sucede determinan que puedan ser tomadas en cuenta y puestas en práctica.
Las ideas pues requieren desde mi punto de vista de seriedad y de coherencia, por lo que los medios de comunicarlas, es decir los medios de comunicación que se utilizan para tal fin y hasta los propios comunicadores deben poder representar el valor de esa idea.
Es decir, la forma da pie al fondo. Y es justamente allí de donde me he propuesto iniciar la tarea de elaborar una serie de textos que permitan reflexionar sobre la comunicación en la actualidad, las ideas, los comunicadores, los medios de comunicación, sus nuevas formas y de los antecedentes de esta importante y noble tarea, más allá de los lugares comunes, la cacería de algoritmos y los bailecitos de TikTok, con el propósito de poder contribuir humildemente a que todo aquel que se sienta interesado pueda incorporarse a la lectura más allá de los 160 caracteres de la red X o de las imágenes y sonidos de otras redes sociales que buscan alejarnos de la reflexión y tratan de capturar y acaparar nuestras emociones, y no para que sintamos sus ideas en lo más profundo de nuestras almas, porque son justas, honestas y claras, sino más bien para que se las compremos aunque sean unas baratijas.
Muchas veces nos quejamos de las noticias falsas o Fake News, los ataques del enemigo en materia de desinformación, su control de las corporaciones mediáticas y las malignas formas de manipulación psicológica que utilizan para intentar modificar el destino de las naciones, y mientras tanto ellos tienen sus llamados Tanques Pensantes, dedicados las 24 horas de cada día a investigar y analizar estos fenómenos, nosotros creemos que con solo opinar o quejarnos de sus malignas acciones enfrentamos al enemigo, pero pocas veces estudiamos científica, metódica y detenidamente esta realidad y nos proponemos igualar y superar sus capacidades en esta materia y lo más que hacemos es usar sus instrumentos de comunicación para “servirnos de ellos”, cuando en realidad estamos cambiando joyas por espejitos al creer que nos aprovechamos de los algoritmos de “sus” redes sociales, o que al bailar o poner de fondo la melodía de moda nos ganamos la voluntad de la gente, priorizando estos complementos y el medio mismo por sobre las ideas.
De esto y más estaremos hablando periódicamente y sobre lo cual espero recibir sus reflexiones, ideas y sólidas opiniones a mi correo electrónico. Un abrazo bolivariano para todas y todos.
Carlos Guía
carlosguia@yahoo.com