Trabajar en librerías es una de las formas menos sufribles de explotación. Entre libros se hace posible una singular “alienación positiva”. Vivimos esa experiencia en Uruguay entre 2003 y 2009 y aprendimos además que la venta comercial de libros implica a veces ofrecer productos de dudoso beneficio para el crecimiento espiritual.

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Luchando por un mundo a la altura de nuestra especie, cada vez que vendíamos algún libro de Fernando Savater, entre otros, creíamos estar agregando un grano a la noble idea de “Potenciar la razón”, título de una de sus obras. Si esa razón es dotada además de sensibilidad mediante reflexiones éticas, se facilitaría la posibilidad de corregir “entuertos”. En el 2005 (guarden la fecha), “Ética para Amador” (1991) de Savater, seguía vendiéndose como pan caliente. En su prólogo el autor aclara no ser un manual de ética para estudiantes, pero que cualquier educación que se precie debe promover “la reflexión moral”. El libro dirigido a su hijo Amador, es presentado como “personal y subjetivo” desde la relación universal que tiene un padre con su hijo. Agrega además que, lejos de pretender forjar ciudadanos bienpensantes o malpensantes, lo que el libro pretende es “estimular el desarrollo de librepensadores”.

Meses atrás un artículo de Julio César Guanche en rebelión.org (1) nos dio a conocer a Alfonso Sastre y el interés nos llevó a su obra, “La batalla de los intelectuales”. Revisando la edición de Clacso, prologada por Atilio Borón (2), leímos con cierta sorpresa lo que ya muchos sabían. Savater y otros intelectuales mencionados por Sastre, había dejado atrás su pasado izquierdista para encontrarse hoy “sonriente, en las filas de la derecha más patriótica”. ¿De derecha ese demandado filosofo cuyos textos invitaban a pensar? Costó creerlo.

Quiso la vida que a las pocas semanas se nos presentase una ocasión para revelar la verdad del asunto. El Presidente de Colombia Gustavo Petro, estuvo de visita en España y repentinamente, Savater formuló críticas contra el ilustre visitante, como si lo hubiesen estimulado a manifestarse. Sus afirmaciones, aprovechadas y replicadas inmediatamente por los medios de la derecha española, fueron editorialmente catalogadas de “demoledoras”.

Sin dejar dudas sobre sus preferencias ideológicas, Savater decretó que a Colombia se le había acabado “la suerte” al haber elegido a su “primer presidente de izquierdas”. Desacreditándolo políticamente y sin argumentos, tildó a Petro de “averiado rebelde institucional”, pretendiendo además humillarlo intelectualmente con la acusación de ser “provocativamente ignorante” en varios asuntos. Savater lamentó incluso que fuera tan incapaz en comparación “con la cantidad de colombianos de talento que uno ha conocido”.

Siendo España el segundo destino de la migración colombiana, después de EEUU, era de suponerse de manera razonable, que alguien informado como Savater estuviese al tanto de la tragedia de muerte, violencia y exclusión que ha convertido a Colombia en el país con la mayor cantidad de desplazados internos del mundo. FARC, ELN, guerrilla y conflicto armado son términos asociados a Colombia, pero también Pablo Escobar, Narcotráfico, Paramilitarismo y Violencia. Uno supondría de un padre deseoso de que su hijo sea un libre pensador, que también estuviese preocupado por los constantes cargamentos de droga que saliendo desde Colombia inundan el “mercado” español, destruyendo la vida de miles de jóvenes. Savater sabe que los responsables por toda esa “mala suerte” han sido los gobiernos de derecha, los únicos que han manejado las riendas de Colombia hasta la llegada de Petro.

Sin precipitarnos, quisimos ver en el fanatismo de sus ataques al Presidente Petro, cierta influencia del ambiente de retroceso y oscurantismo que atraviesa España y toda Europa. Buscamos entonces otros contextos con juicios suyos más equilibrados y objetivos. Tuvimos “mala suerte”. En el 2018, mientras Colombia seguía dirigida por la narcopolítica, con informes de la ONU que confirmaban el aumento en los volúmenes de cocaína que salían de su territorio, Savater tenía ya a Gustavo Petro en sus “reflexiones”. Aunque los informes de DDHH denunciaban la aterradora situación de Colombia, Savater atacaba los planteamientos políticos de Petro por parecerles “un desastre”, mientras guardaba total silencio ante la genocida realidad colombiana. Rara y original manera de potenciar la razón.

Buscando más atrás, 2012, encontramos otra curiosidad. El expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, ampliamente denunciado por sus vínculos con grupos paramilitares, narcotráfico y otros horrores, incluyó a Savater en unas palabras de agradecimiento: “Pensadores como Fernando Savater y Edurne Uriarte y programas políticos como el del Partido Popular inspiraron nuestra política de Seguridad Democrática y nos ratificaron que cuando al terrorismo se le apacigua con concesiones agiganta su capacidad destructora.” (3)

¿El siniestro Álvaro Uribe elogiando al experto en ética? Antes de llevarlos al origen de esta “afinidad electiva”, necesitamos presentar algunos datos de la realidad colombiana.

Según el informe presentado a comienzos del 2021 por la Jurisdicción Especial para la Paz de Colombia (JEP), en las dos primeras décadas del presente siglo, por lo menos, 6.402 jóvenes fueron ejecutados extrajudicialmente. El 78% de estos crímenes (casi 5 mil), ocurrieron entre los años 2002-2008 del gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010).

Las muertes quedaban en cierta forma ocultas, mientras el ejército divulgaba partes de guerra con cifras de “guerrilleros muertos en combate”. Fue entonces, gracias a las denuncias de las madres y familiares de esos muchachos que en el 2008 aparece la verdad. La llamada política de “Seguridad Democrática” de Uribe que en su elogio a Savater reivindicaba no dar “concesiones” a los “terroristas”, necesitaba mostrar resultados. Como si fuera una fábrica, la gerencia exigía productividad (más muertos), ofreciendo “incentivos” en forma de premios y ascensos en la carrera militar. Nacen así los “falsos positivos”, jóvenes asesinados, sobre todo campesinos, que luego eran vestidos como guerrilleros. A esas matanzas solo les faltó una organización a escala industrial para que se pareciesen a la “solución final” de los nazis.

En las matemáticas del horror, el promedio de jóvenes asesinados durante los 6 años “más productivos” de la presidencia de Uribe, rondaba los 832 al año. Esto quiere decir que para el año 2005, a casi 2.500 jóvenes les fue arrancada la oportunidad de soñar y de convertirse en libres pensadores, como quería Savater para su hijo en “Ética para Amador”.  ¿Qué tiene de especial el 2005? Cinismo y perversidad. Ese año Savater visitó Colombia, pero no para solidarizarse con las familias que sufrían, sino para darle legitimidad “intelectual” al gobierno responsable de esos crímenes. Ofreció varias conferencias, incluida la más estelar, promovida y presentada por el mismísimo Álvaro Uribe. O sea, hemos resuelto dos incógnitas. El agradecimiento de Uribe al filósofo en el 2012 y el lamento de Savater al atacar a Petro porque este no era un colombiano de “talento” como otros que ha conocido.

Antes de su conferencia en presencia del talentoso Uribe, Savater logró auto hipnotizarse, abstrayéndose del genocidio llevado adelante por la política de “Seguridad Democrática”. La nueva ideología del ex anarquista, bloqueaba epistemológicamente su libre albedrio, impidiéndole investigar por elemental sensibilidad humana que pasaba de verdad en Colombia. Sin embargo, el horror estaba tan presente en el ambiente que mismo negándose a verlo para no apuntar a sus anfitriones, se animó a decir que Colombia buscaba “casi con desespero, fórmulas eficaces para encontrarse con la democracia, la educación y la ética».

Superada esa recaída retórica en la sensibilidad, Savater volvió a la pedantería de las bellas palabras desconectadas de la realidad, aplicando la máxima hipócrita: «Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago». Como queriendo recordar al público su pasión en promover el pensamiento, aclaró que la ética es “reflexionar si lo que estamos haciendo es humanista».

Darle su espaldarazo al gobierno de un criminal, sin duda, era la quintaesencia de lo humano y por eso aceptó sonrientemente que Uribe hiciese su presentación en la “Tertulia con Fernando Savater” del 28 de abril de 2005 (Bogotá – Cundinamarca) (4).

El anfitrión empezó con un “Mil gracias, maestro, nos honra mucho con su visita”, para luego informar al filósofo que Colombia había pasado “del período de las garantías retóricas al período de las garantías efectivas, gracias a la Seguridad Democrática”. El cierre no pudo ser mejor. Mostrando al gran pensador que estaba ante un presidente de enorme generosidad, Uribe habló del futuro que nunca llegó: “En el momento en que cesen los actos de violencia, el Gobierno acepta que se han creado las condiciones mínimas para poder avanzar en un proceso de diálogo”. Aunque los diálogos para la verdadera pacificación de Colombia, solo están ocurriendo ahora con Gustavo Petro, ¡casi veinte años después!, Savater considera que a Colombia se le acabó la suerte. Más miserable no se puede ser.

El cierre de la presentación de Uribe debió llevar al éxtasis de la emoción y la incredulidad al filósofo español. El gran jefe paramilitar, en un acto de magnánima humildad, terminó sus palabras diciendo: “no le digo más, maestro, porque vinimos a escucharlo a usted”.

El filósofo alemán Jürgen Habermas, al confesar su disgusto por la negativa de Martin Heidegger en hacer una autocrítica de su adhesión al nazismo, planteó esta pregunta: “¿La tarea principal de los que se dedican al oficio del pensamiento no es lanzar luz sobre los crímenes cometidos en el pasado y mantener despierta la consciencia sobre ellos?”.

Savater está fuera de esa reflexión. Es un reo, reincidente, en la estupidez del mal.

 

(1) https://rebelion.org/el-tercer-hombre-analisis-de-una-utopia-reflexiva/

(2) http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20100604034038/sastre.pdf

(3) https://www.larazon.es/historico/9132-espana-ejemplo-de-madurez-por-alvaro-uribe-ULLA_RAZON_443344/

(4) http://historico.presidencia.gov.co/prensa_new/sne/2005/abril/28/13282005.htm – (Palabras del presidente Álvaro Uribe al instalar la tertulia con Fernando Savater)

 

(*) Anisio Pires. Sociólogo venezolano graduado por la Universidad Federal de Rio Grande del Sur (UFRGS), Brasil. Profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) y articulista de opinión sobre temas de geopolítica, política y comunicación.

(anisiopires@yandex.ru)

1 comentario en «Anisio Pires: Savater. crónica de una moral antiética.»

  1. Excelente artículo del sociólogo Anisio Pires. Leí con entusiasmo el tema de la realidad política de Colombia de sus gobiernos de derecha hasta la llegada del primer gobierno de izquierda en cabeza del Presidente Gustavo Petro.

    Además excelente es la revista Política y Poder, como periodista y docente me encantará recibir su diversa información. Abrazo bolivariano desde Bogotá, Colombia.

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